La infección de citomegalovirus (CMV) es una infección viral común que por lo general no produce síntomas o produce síntomas similares a los de una gripe leve en los niños y adultos infectados. El CMV pertenece a la familia del virus del herpes y es más común en los niños pequeños.
Aproximadamente la mitad de las mujeres embarazadas ya han tenido CMV antes y, por lo general, no necesitan preocuparse al respecto durante el embarazo.
No obstante, una mujer infectada puede transmitir el virus a su bebé durante el embarazo y al amamantarlo. La mayoría de los bebés infectados con el virus no tienen problemas serios. Pero en una minoría de los casos, la infección provoca enfermedades graves, incapacidades permanentes e incluso la muerte del recién nacido.
LEER MÁS▼
El CMV puede transmitirse de una persona a otra a través del contacto con fluidos corporales infectados, como la saliva, la orina, la sangre y las mucosidades. También puede transmitirse sexualmente o a través de productos sanguíneos infectados. La mujer embarazada puede transmitir el virus a su bebé antes o durante el parto. Las madres lactantes pueden transmitirlos a través de la leche materna. No obstante, es poco común que los bebés contagiados con CMV durante la lactancia sufran problemas graves relacionados con el virus.
En ocasiones, los adultos infectados desarrollan una enfermedad similar a la mononucleosis, que puede incluir síntomas como dolor de garganta, fiebre, inflamación de las glándulas y cansancio extremo. En personas con SIDA y otros trastornos del sistema inmunológico y en personas trasplantadas, el CMV puede provocar enfermedades graves como la neumonía e infecciones oculares que pueden causar la pérdida de la vista.
El CMV es la infección congénita (presente desde el nacimiento).
La mayoría de los bebés no se ve afectado por el virus. Cerca del 90 por ciento de los bebés infectados con CMV no presenta síntomas al nacer. No obstante, aproximadamente un 10 al 15 por ciento de ellos desarrolla una o más incapacidades permanentes, como pérdida auditiva, pérdida de la vista o problemas de aprendizaje, durante los primeros años de vida.Por esta razón, todos los bebés que nacen con infección de CMV congénita deben realizarse pruebas de audición y de la vista regularmente.
Sintomas
• Bazo más grande de lo normal • Problemas en el hígado • Ictericia (color amarillento en la piel y en los ojos) • Erupción cutánea característica de la infección • Tamaño pequeño • Convulsiones Hasta un 20 por ciento de los bebés con síntomas de CMV muere y cerca del 80 al 90 por ciento de los que sobreviven sufre incapacidades graves, como retraso mental, parálisis cerebral y pérdida de la vista y la audición.
Algunos estudios sugieren que el tratamiento con medicamentos antivirales, puede ayudar a prevenir o reducir la gravedad de la pérdida de audición y otras incapacidades en los bebés con CMV congénito sintomático.
Las mujeres que contraen la infección de CMV por primera vez durante el embarazo tienen una probabilidad de aproximadamente una en tres de transmitirlo al feto en cualquier etapa del embarazo. No obstante, los estudios sugieren que los bebés tienen más probabilidades de verse gravemente afectados cuando su madre contrae la infección durante las 20 primeras semanas del embarazo.
Al igual que otros virus de la familia del herpes, el CMV permanece en el organismo una vez que desaparecen los primeros síntomas. Algunas veces la enfermedad se reactiva. No obstante, sólo aproximadamente el uno por ciento de los fetos se infecta a raíz de una infección recurrente en la madre. Cuando ello ocurre, los bebés rara vez desarrollan complicaciones graves relacionadas con el CMV.
En los adultos, el CMV suele diagnosticarse mediante análisis de sangre que detectan ciertos anticuerpos contra el CMV. En los neonatos, los médicos diagnostican el CMV buscando el virus propiamente dicho en los fluidos corporales dentro de las tres semanas posteriores al nacimiento.
Si a una mujer embarazada se le diagnostica CMV, puede detectarse la infección en el feto mediante una amniocentesis. En la amniocentesis, el médico introduce una aguja delgada en el abdomen de la mujer embarazada para extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico. Luego, el laboratorio analiza el líquido para detectar el CMV. No obstante, esta prueba no puede determinar si el feto tiene síntomas graves de la enfermedad. Por esta razón, los médicos también recurren a un ultrasonido para detectar anomalías cerebrales y otros síntomas que indiquen que un feto pueda estar gravemente infectado.
Estudios recientes sugieren que el tratamiento de las mujeres embarazadas infectadas con inmunoglobulina (anticuerpos que combaten la enfermedad) puede ayudar a prevenir o aliviar los síntomas en sus bebés. Este tratamiento es experimental y se requieren más estudios sobre su eficacia. Actualmente, no existe ningún otro tratamiento. Las mujeres que tienen hijos pequeños o las que trabajan con grupos de niños pequeños (por ejemplo en guarderías) pueden reducir su riesgo de CMV practicando una higiene meticulosa. Hasta un 70 por ciento de los niños de entre uno y tres años que asisten a guarderías puede excretar el virus en sus fluidos corporales y transmitirlo a sus familias o a las personas a cargo de su cuidado. Para prevenir la infección de CMV, las mujeres embarazadas deben:
• Lavarse bien las manos después de cualquier contacto con orina, secreciones nasales y saliva de los niños pequeños, incluso después de cambiarles los pañales, limpiarles la nariz o la baba y recoger sus juguetes.
• Evitar besar a los niños pequeños en la boca o en la mejilla.
• Evitar compartir alimentos, vasos y utensilios con los niños pequeños.
Las mujeres embarazadas que son profesionales de la salud y puedan estar en contacto con pacientes infectados, incluidos los bebés recién nacidos, también deben practicar una buena higiene y tomar las precauciones universales recomendadas en las instituciones de atención médica para manipular materiales que puedan estar contaminados. Las mujeres que trabajen en el ámbito médico o en guarderías también deben considerar realizarse un análisis antes del embarazo para comprobar si han tenido el virus de CMV anteriormente. Si ya han tenido el CMV, no tienen por qué preocuparse durante el embarazo. Las mujeres que cuidan niños y que nunca han estado infectadas (o que no se han realizado una prueba), deben intentar limitar el contacto cercano con los niños de menos de dos años y medio de edad. No se recomiendan las pruebas de detección precoz a todas las mujeres embarazadas como parte de sus cuidados de rutina.
SE PREGUNTARAN PORQUE PUBLICO UN ARTICULO QUE NO TIENE RELACIÓN CON EL TEMA DEL BLOG?
La respuesta es que SI tiene relación, tenemos una amiguita con sindrome de Lenox quien adquirio este virus y me parece importante difundir el tema para las futuras madres, es algo que muchos ignoramos.
Este articulo es informativo,cualquier duda consulte a su medico.
En ocasiones, los adultos infectados desarrollan una enfermedad similar a la mononucleosis, que puede incluir síntomas como dolor de garganta, fiebre, inflamación de las glándulas y cansancio extremo. En personas con SIDA y otros trastornos del sistema inmunológico y en personas trasplantadas, el CMV puede provocar enfermedades graves como la neumonía e infecciones oculares que pueden causar la pérdida de la vista.
El CMV es la infección congénita (presente desde el nacimiento).
La mayoría de los bebés no se ve afectado por el virus. Cerca del 90 por ciento de los bebés infectados con CMV no presenta síntomas al nacer. No obstante, aproximadamente un 10 al 15 por ciento de ellos desarrolla una o más incapacidades permanentes, como pérdida auditiva, pérdida de la vista o problemas de aprendizaje, durante los primeros años de vida.Por esta razón, todos los bebés que nacen con infección de CMV congénita deben realizarse pruebas de audición y de la vista regularmente.
Sintomas
• Bazo más grande de lo normal • Problemas en el hígado • Ictericia (color amarillento en la piel y en los ojos) • Erupción cutánea característica de la infección • Tamaño pequeño • Convulsiones Hasta un 20 por ciento de los bebés con síntomas de CMV muere y cerca del 80 al 90 por ciento de los que sobreviven sufre incapacidades graves, como retraso mental, parálisis cerebral y pérdida de la vista y la audición.
Algunos estudios sugieren que el tratamiento con medicamentos antivirales, puede ayudar a prevenir o reducir la gravedad de la pérdida de audición y otras incapacidades en los bebés con CMV congénito sintomático.
Las mujeres que contraen la infección de CMV por primera vez durante el embarazo tienen una probabilidad de aproximadamente una en tres de transmitirlo al feto en cualquier etapa del embarazo. No obstante, los estudios sugieren que los bebés tienen más probabilidades de verse gravemente afectados cuando su madre contrae la infección durante las 20 primeras semanas del embarazo.
Al igual que otros virus de la familia del herpes, el CMV permanece en el organismo una vez que desaparecen los primeros síntomas. Algunas veces la enfermedad se reactiva. No obstante, sólo aproximadamente el uno por ciento de los fetos se infecta a raíz de una infección recurrente en la madre. Cuando ello ocurre, los bebés rara vez desarrollan complicaciones graves relacionadas con el CMV.
En los adultos, el CMV suele diagnosticarse mediante análisis de sangre que detectan ciertos anticuerpos contra el CMV. En los neonatos, los médicos diagnostican el CMV buscando el virus propiamente dicho en los fluidos corporales dentro de las tres semanas posteriores al nacimiento.
Si a una mujer embarazada se le diagnostica CMV, puede detectarse la infección en el feto mediante una amniocentesis. En la amniocentesis, el médico introduce una aguja delgada en el abdomen de la mujer embarazada para extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico. Luego, el laboratorio analiza el líquido para detectar el CMV. No obstante, esta prueba no puede determinar si el feto tiene síntomas graves de la enfermedad. Por esta razón, los médicos también recurren a un ultrasonido para detectar anomalías cerebrales y otros síntomas que indiquen que un feto pueda estar gravemente infectado.
Estudios recientes sugieren que el tratamiento de las mujeres embarazadas infectadas con inmunoglobulina (anticuerpos que combaten la enfermedad) puede ayudar a prevenir o aliviar los síntomas en sus bebés. Este tratamiento es experimental y se requieren más estudios sobre su eficacia. Actualmente, no existe ningún otro tratamiento. Las mujeres que tienen hijos pequeños o las que trabajan con grupos de niños pequeños (por ejemplo en guarderías) pueden reducir su riesgo de CMV practicando una higiene meticulosa. Hasta un 70 por ciento de los niños de entre uno y tres años que asisten a guarderías puede excretar el virus en sus fluidos corporales y transmitirlo a sus familias o a las personas a cargo de su cuidado. Para prevenir la infección de CMV, las mujeres embarazadas deben:
• Lavarse bien las manos después de cualquier contacto con orina, secreciones nasales y saliva de los niños pequeños, incluso después de cambiarles los pañales, limpiarles la nariz o la baba y recoger sus juguetes.
• Evitar besar a los niños pequeños en la boca o en la mejilla.
• Evitar compartir alimentos, vasos y utensilios con los niños pequeños.
Las mujeres embarazadas que son profesionales de la salud y puedan estar en contacto con pacientes infectados, incluidos los bebés recién nacidos, también deben practicar una buena higiene y tomar las precauciones universales recomendadas en las instituciones de atención médica para manipular materiales que puedan estar contaminados. Las mujeres que trabajen en el ámbito médico o en guarderías también deben considerar realizarse un análisis antes del embarazo para comprobar si han tenido el virus de CMV anteriormente. Si ya han tenido el CMV, no tienen por qué preocuparse durante el embarazo. Las mujeres que cuidan niños y que nunca han estado infectadas (o que no se han realizado una prueba), deben intentar limitar el contacto cercano con los niños de menos de dos años y medio de edad. No se recomiendan las pruebas de detección precoz a todas las mujeres embarazadas como parte de sus cuidados de rutina.
SE PREGUNTARAN PORQUE PUBLICO UN ARTICULO QUE NO TIENE RELACIÓN CON EL TEMA DEL BLOG?
La respuesta es que SI tiene relación, tenemos una amiguita con sindrome de Lenox quien adquirio este virus y me parece importante difundir el tema para las futuras madres, es algo que muchos ignoramos.
Este articulo es informativo,cualquier duda consulte a su medico.
3 DEJARON SU MANO AMIGA:
Tienes un blog estupendo, tus ponencias son muy interantes, gracias por compartirlas con nosotros.
(* " " *)
( ='o'= )
-(,,)-(,,)-... HOLA MIS LINDAS AMIGASSSSSSSSSS GRACIASP OR ENSEÑARNOS TANTO BESITOSSSSSSSSSSS
HOLA CHICAS !!!!! unos dias sin conectarme y cuantas cosas hermosas e interesantes encontré ...!!!!!!
Desde Mardel un beso a la princesa !!!!
Publicar un comentario