La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más comunes en la población general.
En las ultimas tres décadas se ha observado un aumento en la población de la tercera
edad como consecuencia de un marcado crecimiento de este segmento de la población.
Se ha observado que la presencia de epilepsia comienza a incrementarse
aproximadamente a los 55 años creciendo bruscamente después de los 60.
Sin embargo, esta patología no se diagnostica correctamente en muchos
casos como consecuencia de una variedad de razones, incluyendo la similitud
con otros problemas de salud (perdida de conciencia por problemas cardiológicos,
o hipertensión arterial), o porque la expresión clínica difiere de la observada
en pacientes más jóvenes.
Como en la población más joven, el EEG y la RMN de cerebro son también los
métodos diagnósticos de elección, aunque la presencia de cambios inespecíficos
asociados a la edad que no necesariamente implican una predisposición subyacente
para padecer epilepsia hace difícil la interpretación de los resultados.
La mayoría de los pacientes tienen crisis parciales con o sin convulsiones
generalizadas. Los individuos de mayor edad frecuentemente se presentan con
manifestaciones clínicas atípicas, incluyendo cambios conductuales sutiles,
confusión, enlentecimiento mental, alteraciones de la memoria y episodios
similares a sincopes. No es raro que presenten solamente manifestaciones
tales como palidez, mareo y cambios en la frecuencia cardiaca con o
sin pérdida de conciencia. Este hallazgo generalmente puede ser malinterpretado
como un evento cardiovascular, demorando el diagnostico correcto y causando
ingresos recurrentes a las unidades de terapia intensiva. Los cuadros de confusión
después de una crisis pueden durar hasta 1-2 semanas a diferencia de minutos
como lo hace en la gente mas joven, lo cual confunde aun mas el diagnostico.
Cerca de la mitad de las veces la epilepsia puede ser secundaria a problemas
cerebrales vasculares previos (infartos o derrames que ocurrieron antes)
seguida en frecuencia por tumores o enfermedades degenerativas.
Por lo general el tratamiento de las crisis es más fácil a esta edad, requiriéndose
dosis mas bajas de los medicamentos anticonvulsivantes para lograr un buen
control de las crisis.
FUENTE: LACE
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